Hoy en una red social me encuentro el post de más abajo, con la
fotografía de arriba, de uno de mis agregados que ya no lo es. Lo he eliminado a él y una de sus palmeras. Como es obvio,
alude al programa que se estrenó el miércoles por la noche: “Las Campos en
Nueva York”. Lo leo con curiosidad y esta da paso a la estupefacción.
Más que nada, porque soy del tipo de mujer que admira a la mujer que expone su
opinión e impone su carácter - aún a riesgo de quedarse sola -, antes que a la
mujer sumisa que aguanta todo por miedo a quedarse sola.
Dicho esto, ahí va
la verbigracia del interfecto:
“A esta señora María
Teresa Campos, no le perdono que haya manchado una escena mítica para muchos de
nosotros como el inicio de la película Desayuno con Diamantes basada en la
novela Breakfast at Tiffany's de Truman Capote con una Audrey Hepburn
maravillosa que en ese momento tenía 31 años y que en plena senectud la parodia
esta osada con cerca 77. La osadía y el afán de protagonismo lleva a estos
personajes a faltar el respeto a toda la humanidad.”
A este derroche de desprecio, burla y cinismo a propósito del
sacrilegio que ha cometido la matriarca del clan Campos, amén del evidente repaso de
la Wiki que ha hecho el payo para hacer pública su erudición en cuanto al séptimo arte se refiere,
como es de esperar, le responden algunos seguidores incluida yo misma. Los
comentarios son los siguientes:
-Una mujer: Hombre, eso te pasa por poner Telecinco. Yo de esas cosas ni me entero.
-Otra mujer: Ridiculez
y patetismo, elevado al máximo.
-Un hombre (muy hombre, él): Para correrla a gorrazos.
-Una nueva mujer: De acuerdo con (…),yo ni idea jaja (emojis partiéndose de risa).
-Yo: Me encanta la gente que se
pone el mundo por montera. Hace unos meses esta señora casi se va a criar
malvas. Me parece maravilloso ver a alguien resurgir y hacer lo que le pide
el cuerpo emulando a su icono, aún sabiendo que se expone a que le lluevan
piedras en forma de críticas. Creo que tiene suficiente pasta como para hacer
algo así por dinero. Pero hay cosas, como ponerse el mundo por montera, que no
tienen precio. Para todo lo demás, Máster Card.
Zás en toda la boca y fin de los comentarios. Así de simple.
De las cinco opiniones cuatro son de mujeres y sólo una de un
hombre. No sé si me produce más repulsa la chulería del artífice del post o
los palmeros y palmeras que le han bailado el agua a un machista que se delata a sí mismo. Juzguen ustedes mismos.
Hoy es un día triste. Hoy un mierda ha asesinado a su pareja delante de sus tres hijos. Y digo bien lo de mierda porque luego ha intentado suicidarse, sin éxito. Lástima que no hubiera pensado en hacerlo a la inversa: suicidarse primero y luego matar a su pareja delante de sus tres hijos, ahora ya, huérfanos.
Me pregunto de qué sirve que hayan leyes (insuficientes a
todas luces) que tratan de proteger a la mujer ante la violencia del macho que
ha elegido o le ha tocado en suerte, si cada milésima de segundo somos
testigos de actuaciones, actitudes y comportamientos machistas que consentimos mirando hacia otro lado.Y no sólo en
privado, señores, que para eso están las redes sociales: para que se entere el
mundo de lo machos que son algunos y de lo gilipollas que son los que les ríen
las gracias y no les paran en seco.
Hoy me siento triste. A punto de entrar en 2018, superamos con
creces al año pasado en cuanto a las mujeres muertas a manos de sus asesinos.
Algunos, incluso están innovando y matan sólo a los hijos, dejando viva a la mujer para causarle así más daño. La mujer que ha muerto hoy a manos de su asesino en presencia
de sus tres hijos se llamaba Arancha. Yo no la conocía pero desde aquí me
gustaría dedicarle unas palabras.
No sé, me gustaría decirle que su muerte no
ha sido en vano, que las mujeres nos vamos a querer y cuidar unas a otras para
hacernos fuertes. Me gustaría decirle, como leí en alguna parte alguna vez, que
yo con las mujeres de mi alrededor no compito. Que nos construimos, y me dan la
mano cuando voy la última. Que a mí no me dan envidia: las admiro a todas,
porque cada una lucha incansable para llegar donde otros dijeron que no podían.
Me gustaría decirle que las mujeres de mi alrededor critican,
mucho, la política, la libertad, la Historia, pero jamás a otras mujeres que
deciden ser diferentes. Que las mujeres que yo conozco educan, piensan, hacen, vuelan. Y han dejado de decirse que ellas son las malas.
A mis amigas: lobas, brujas, cómplices, sabias. Compañeras de
fatigas, de risas. Confidentes, escuchadoras, contadoras. Mujeres niñas.
Mujeres mujeres. Mujeres leonas. De las que no se achantan. A esas que se
mojan, que se alegran, que no juzgan, que no tiran por la borda lo que otras
sembraron en dos meses, tres años, dos lustros, cien vidas. A esas que han
sabido soltar con la premisa de que nunca es tarde. A esas. Sabias, bellas,
decididas. Guerreras empedernidas. A esas. A mis amigas: Os amo. Bailemos
juntas sin pensar en quién nos mira. No tengáis miedo de vuestro potencial, de
vuestra Luz. Que no haya ni una menos ni una más.
Comenzad con pequeños gestos
para empoderarnos. Pequeñas cosas como mandar al carajo y eliminar de una red social a un
contacto de ese tipo y a sus palmeros. A los que se burlan de una mujer por su edad, por su arrojo.
Por “ La osadía y el afán de
protagonismo lleva a estos personajes a faltar el respeto a toda la humanidad”. Por tener los ovarios de plantarse ante el mundo como le sale del moño,
simplemente, porque le da la gana.
Recordad que no sólo
somos mujeres. Somos mucho más. Y es ahí donde reside el verdadero miedo del macho hacia la mujeres: sin
nosotras no son nada. No lo olvidéis.
A Arantxa
El Diario de Amanda Flores (sólo para valientes). Todos los derechos reservados.All rights reserved